De la narcoliquidez a la narcoburbuja
Entre las series y películas sobre narcos, ha sido constante la imagen del capo, en algún punto de su cúspide, enterrando billetes e intentando controlar el gran flujo de dinero que logra. Este exceso de efectivo es lo que se conoce en finanzas, contabilidad y economía como exceso de liquidez: abundancia de dinero en papel sin inversiones a la vista (más del que se puede manejar)
Este problema lo han sufrido prácticamente todos los criminales medio exitosos. No obstante, los carteles y los personajes lo han intentado solucionar de diferentes maneras. Mientras Pablo Escobar lo invertía en ejércitos de sicarios y “obras sociales” para ganar legitimidad en las bases sociales, el Cartel de Cali, y en especial los hermanos Rodríguez, crearon grandes y complejas estructuras de lavado de activos donde el efectivo entraba al sistema financiero para luego ser usado en industrias como el comercio de fármacos, los bienes raíces y la política. Otros narcos como Chupeta decidían enterrarlo para tener stocks futuros de plata pero esta estrategia tiende a ser muy riesgosa debido a la devaluación, la inflación y, sobre todo, los robos o capturas por partes de agentes de ley.
La estructura de lavado del Cartel de Cali

Actualmente no vemos grandes capos en Colombia, y los pocos identificables como Otoniel viven en la mitad de la selva mientras se emborrachan y esposan niñas de 15 años. Sin embargo, estamos en uno de los momentos con mayor número de hectares de cultivos ilícitos (principalmente de coca) y hace mucho rato no vemos grandes incautaciones que den cuenta de algún tipo de éxito local en contra del nuevo auge de la cocaína y los traquetos desconocidos.
En este escenario, vale la pena preguntase dónde está toda la plata de los narcos contemporáneos. Con un dólar en COP 3200 y las muertes violentas con tendencia a la baja, uno podría concluir con algo de certeza que en muchas zonas del país se está moviendo billete para que muchos estamentos de la sociedad estén gozando de una bonanza especial. Esta nevando y no sabemos dónde.
Mi hipótesis es que, en zonas como Popayán, Pasto, Santander de Quilichao y Bucaramanga, muchos narcos están inyectando capital en construcción aprovechando el boom de la infraestructura promovido por el gobierno y la ampliación de la vivienda impulsado por los nuevos permisos en ciudades como Cali y la especulación tradicional de las constructoras.
Este tipo de economías ficticias siempre terminan en mini crisis económicas producto del estallido de la narcoburbuja y, en consecuencia, generan olas de desempleo, reducción del comercio y la aparición de la violencia por la llega de nuevos actores que buscan aprovechar los vacíos. Pasó en Cali, pasó en el suroccidente del país con la caída del DMG y pasa en el Uraba con cada desarticulación.
Esperemos pues que los grandes proyectos de vivienda en el Caney no sean síntoma de este mierdero.