Las dos gomelas de Cali
- Nicolás Cardona
- 2 feb 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 3 mar 2021

Empecemos por lo esencial, ¿qué es una gomela/o?
En el vocabulario coloquial de Colombia, se usa el término gomelo o gomela para referirse a los individuos (jóvenes) que hacen parte de las altas esferas sociales de las ciudades y que, por su mismo origen de clase, tienen ciertas expresiones estéticas y culturales identifícales. Aunque suele tener una connotación peyorativa que roza con el rencor, la misma historia ha constituido este concepto como una referencia más del paisaje, evolucionando al punto de que hoy por hoy se usa la variación “melo” como adjetivo de algo positivo. Estamos melos.
De cualquier manera, en Cali existen dos clases de gomelas, y hago la referencia en términos femeninos puesto que es ahí donde mi análisis se concentra, implicando que existen sus equivalentes masculinos.
Estas dos gomelas, diametralmente diferentes en muchos aspectos, se ubican en dos zonas de la ciudad. Como se observa en la imagen de abajo que colorea los barrios de Cali según su estrato, en la parte sur y oeste de la ciudad sobresalen dos regiones moradas que corresponde, naturalmente, a los barrios estratos 6 (más adinerados).

Por un lado, encontramos la zona del sur: Ciudad Jardín, Pance y, por qué no, algunos reductos del Ingenio. Esta zona, recordada entre otras cosas por tener una babilla de mascota, una calle donde tanto en tanto algún guevón se estrella “haciendo piques” y poseer múltiples miradores desde donde se consumen variados productos del Cauca; ha reunido a las gomelas del sur.
De familias rentistas o cuya riqueza no vienen de muchas generaciones anteriores, esta gomela se caracteriza por su particular gusto hacia la ropa cuya marca sobresale (Gucci Club Motherfuckers), las camionetas Toyota y los viajes a Miami. Normalmente se encuentran en Cuuc tardeando con sus pares gomelas mientras preparan el conspire para la rumba en Living. Su historia en Instagram indica que están dándole duro al Crossfit, complemento permanente de su regalo de quinces (una pasadita por el quirófano). Luego del gimnasio, sigue la historia manejando mientras suena en el fondo el último set de Fumarato.
En promedio, estas gomelas estudiaron en los colegios del sur como el Berch, el Bennett y el Colombo. Muchas de ellas, por allá en el 2008, coquetearon con la vida de los “parches”, aunque la única evidencia de ello sean las fotos viajes editadas con Picnic donde sobresale el capul y el intento por sacar cola. Eran (¿son?) RPL: Rumba, perreo y lora.
Así mismo, la gomela del sur disfruta Panamá, Miami y Cartagena en enero. Tienen amigos gays de la farándula local y uno que otro conocido que ha estado involucrado en la institución más sólida de Cali: el hampa. Su vida transcurre en los privados de Calima, cenas familiares y el aparente obligatorio estudio universitario que parece eterno gracias a Dios.
No obstante, la gomela del sur tiene espíritu sencillo. El hecho que sea una de las primeras generaciones en disfrutar de las mieles de la riqueza material, hace que muchas de ellas guarden en su alma y memoria los gustos y comportamientos de las clases medias o bajas. Muchas no tienen problema en comer hamburguesa donde algún costeño del sur, ni mucho menos en comprar ropa en San Andresito. Parcharse al lado de un carro a escuchar guaracha no es ningún problema, lo que las ha llevado a saber hablar con la policía y otros individuos de la noche. Saben reconocer a los suyos y cuidan sus logros y los de su familia con intensidad. Le dan la mano al familiar que viene atrás y harán lo posible por mantener su estatus aunque muchas aun no saben cómo.
La gomela del oeste es otro cuento. Su riqueza casi siempre proviene de la profesión liberal de alguno de sus padres que supo posicionarse, o sencillamente vienen de un largo linaje familiar que les permite, a las distintas generaciones, heredar no solo el dinero sino también el capital cultural y social. Ello a pesar que muchos de sus familiares en algún momento se involucraron indirectamente con las mafias políticas o criminales para robustecer su posición, aunque sea el secreto a voces que suelen callar sus miradas. Que no se hagan los maricas.
Esta gomela usa ropita color pastel donde las marcas no se notan, pero donde claramente hay una noción estética que las lleva a planear lo que se ponen. Se les puede encontrar en el Peñón conversando acerca del amigo que ahora estudia en Francia y que resultó gay, mientras reúnen al sequito para ir a The Lobby a escuchar reggaetón tropical. Acá, ya subieron una foto del café que se está tomando mientras revisan los likes que lograron en su publicación en Terrón Coloreado o en el último modelo ONU de UniAndes.
Vienen de colegios como la Colina o el Bolivar, no vivieron el perreo acolatrónico y a, diferencia de la gomela del sur que prefiere el inclemente calor tropical, la gomela del oeste prefiere viajar a Europa donde puede hacer uso de la moda de frio mientras se toma fotos en lugares aleatorios que ni ellas saben qué putas son. Sus amigos están dispersos por el mundo mientras y su vida transcurre en los clubes sociales donde El País toma fotos para sus inútiles especiales domingueros.
Además, la gomela del oeste tiene muy claro para donde va. Su elección de carrera es estratégica y sabe muy bien que todo lo que haga debe ser siempre en pro de su estatus. No descuida su imagen en ningún momento, lo que ha generado una capacidad de reacción inmediata para cuidar de sus amigas cuando a estas se les fueron la mano con la pepa y el guaro. Cuidan sus publicaciones y su vida privada, la valoran. Si tienen un pavo bien guarachoso, lo llevan en la sombra porque pues oeste.
Es por esto que a la gomela del oeste no le atrae la plata. Si bien la capacidad adquisitiva es una condición necesaria, su proyecto de vida le apunta es a otras cosas. Gente con contactos, con pasaportes que no digan dizque Colombia o por lo menos alguien que estudie, bajito bajito, en la Universidad Libre pero de Alemania.
Así son las cosas. ¿Guaracha? Ni mierda. Solo technito suave en una terraza porque la guaracha es como de la gente pobre del Caney. ¿Excursión en San Andrés? Oigan a este, solo Cancún marica. ¿Coctelito? Por favor y ojalá con un dip.
Y ojo pues, lo acá escrito no es un juicio de valor. Acá no se está diciendo que una gomela sea peor o mejor de la otra. Sencillamente son diferentes y existen. Hacen parte de Cali, de la rumba, de la conversa. La gente sabe cuándo es gomelo y cuando anda con gomelos. Los que limpian vidrios en el semáforo lo saben solo con ver, así a veces nos confundan a los de la clase media sin saber que debemos hasta las medias. Maldito Icetex.
@CardonaNL